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2ª |
GRUPO F - PROVA DE ESPANHOL |
Pocas cosas existen tan cargadas de magia como las palabras de un cuento. Ese cuento breve, | |
lleno de sugerencias, dueño de un extraño poder que arrebata y pone alas hacia mundos donde no existen | |
ni el suelo ni el cielo. Los cuentos representan uno de los aspectos más inolvidables e intensos de la | |
primera infancia. Todos los niños del mundo han escuchado cuentos. Ese cuento que no debe escribirse y | |
5 | lleva de voz en voz paisajes y figuras, movidos más por la imaginación del oyente que por la palabra del |
narrador. | |
He llegado a creer que solamente existen media docena de cuentos. Pero los cuentos son viajeros | |
impenitentes. Las alas de los cuentos van más allá y más rápido de lo que lógicamente pueda creerse. Son | |
los pueblos, las aldeas, los que reciben a los cuentos. Por la noche, suavemente, y en invierno. Son como | |
10 | el viento que se filtra, gimiendo, por las rendijas de las puertas. Que se cuela, hasta los huesos, con un |
estremecimiento sutil y hondo. Hay, incluso, ciertos cuentos que casi obligan a abrigarse más, a | |
arrebujarse junto al fuego, con las manos escondidas y los ojos cerrados. | |
Los pueblos, digo, los reciben de noche. Desde hace miles de años que llegan a través de las | |
montañas, y duermen en las casas, en los rincones del granero, en el fuego. De paso, como peregrinos. Por | |
15 | eso son los viejos, desvelados y nostálgicos, quienes los cuentan. |
Los cuentos son renegados, vagabundos, con algo de la inconsciencia y crueldad infantil, con | |
algo de su misterio. Hacen llorar o reír, se olvidan de donde nacieron, se adaptan a los trajes y a las | |
costumbres de allí donde los reciben. Sí, realmente, no hay más de media docena de cuentos. Pero | |
¡cuántos hijos van dejándose por el camino! | |
20 | Mi abuela me contaba, cuando yo era pequeña, la historia de la Niña de Nieve. Esta niña de |
nieve, en sus labios, quedaba irremisiblemente emplazada en aquel paisaje de nuestras montañas, en una | |
alta sierra de la vieja Castilla. | |
No hace mucho tiempo me enteré de que ese cuento que mi abuela recogiera de labios de la suya, | |
era en realidad una antigua leyenda ucraniana. Pero ¡qué diferente, en labios de mi abuela, a como la leí! | |
25 | La niña de nieve atravesó montañas y ríos, calzó altas botas de fieltro, zuecos, fue descalza o con abarcas, |
vistió falda roja o blanca, fue rubia o de cabello negro, se adornó con monedas de oro o botones de cobre, | |
y llegó a mí, siendo niña, con justillo negro y rodetes de trenza arrollados a los lados de la cabeza. La niña | |
de nieve se iría luego, digo yo, como esos pájaros que buscan eternamente, en los cuentos, los fabulosos | |
países donde brilla siempre el sol. Y allí, en vez de fundirse y desaparecer, seguirá viva y helada, con otro | |
30 | vestido, otra lengua, convirtiéndola en agua todos los días sobre ese fuego que, bien sea en un bosque, |
bien en un hogar cualquiera, está encendiéndose todos los días para ella. El cuento de la niña de nieve, | |
como el cuento del hermano bueno y el hermano malo, como el del avaro y el del tercer hijo tonto, como | |
el de la madrastra y el hada buena, viajará todos los días y a través de todas las tierras. Allí, a la aldea | |
donde no se conocía el tren, llegó el cuento, caminando. El cuento es astuto. Se filtra en el vino, en las | |
35 | lenguas de las viejas, en las historias de los santos. Se vuelve melodía torpe, en la garganta de un |
caminante que bebe en la taberna y toca la bandurria. Se esconde en las calumnias, en los cruces de los | |
caminos, en los cementerios, en la oscuridad de los pajares. El cuento se va, pero deja sus huellas. Y aun | |
las arrastra por el camino, como van ladrando los perros tras los carros, carretera adelante. El cuento llega | |
y se marcha por la noche, llevándose debajo de las alas la rara zozobra de los niños. A escondidas, | |
40 | pegándose al frío y a las cunetas, va huyendo. A veces pícaro, o inocente, o cruel. O alegre, o triste. |
Siempre, robando una nostalgia, con su viejo corazón de vagabundo. | |
Adap. de MATUTE, Ana María. In: J. URIZ, Francisco. España Cuenta. Madrid: Edelsa, 1990, p. 12/15 |
Leído el texto, responde, en español, con por lo menos una frase completa, a las cuestiones que se siguen.
1a Cuestión: (2,0 puntos)¿Por qué Ana María Matute afirma que "pocas cosas existen tan cargadas de magia como las palabras de un cuento"? (línea 1)
Resposta:
Porque las palabras de un cuento sugieren, arrebatan, desdoblan las alas del sueño, o sea, tienen el poder de sacarle a uno de la realidad.
2a Cuestión: (2,0 puntos)
En el 2o párrafo, la autora afirma que "los cuentos son viajeros impenitentes", perseverantes. Según el texto, ¿qué aspectos del cuento justifican tal afirmación?
Resposta:
Los cuentos siempre van, no paran nunca, y llegan más allá de lo que se esperaría. No se limitan a un mismo espacio/tiempo, van a pueblos y aldeas, se cuelan en uno hasta los huesos.
3a Cuestión: (2,0 puntos)
Según la autora "no hay más de media docena de cuentos" (líneas 19-20). ¿Por qué?
Resposta:
Los cuentos son, en realidad, muy pocos. Lo que varía es la manera de contarlos que los vestirá con características propias del lugar donde los reciben.
4a Cuestión: (2,0 puntos)Comprueba con base en el texto la afirmación de que "el cuento es astuto" (líneas 36-37)
Resposta:
Es astuto porque alcanza llegar a lugares impensados, por medios impensados e inesperados, filtrados en el vino, en las lenguas de las viejas y en las historias de los santos. Hay miles de posibilidades de contarlos.
5a Cuestión: (2,0 puntos)Explica el sentido de Los cuentos, vagabundos, título del texto, considerando lo afirmado en la última frase.
Resposta:
El cuento nunca es el mismo, es vario, es
viajero impenitente.
El mismo cuento tiene múltiples caras, llega y se marcha, como un vagabundo.